sábado, 31 de diciembre de 2011

Después de cada minuto de esfuerzo espera una eternidad de gloria.

Y no quería cerrar el año sin escribir,  aunque fuera en el breve espacio en que mientras todos se arreglan, un servidor escribe, para realizar la entrada más diferente de todas cuantas he vendido por el pequeño precio de una sonrisa.
Y es que las líneas de hoy, serán como aquella nota que dejamos bajo el colchón y que revisamos al tiempo, haciéndonos meditar si hemos cumplido lo que nos prometimos.
Yo, personalmente quiero prometerme superación, que supongo llevará a que más a menudo, venga a esparcer sobre mis párpados, alguna pequeña especie de hada, esa energía llamada Suerte.
Me quiero prometer, que me cuidaré mental y físicamente. Que trataré de crecer como persona, algo que seguro ayuda la veteranía la cual no conoce límites.
Lucharé por ser ese chico que siempre quise ser, con sus idas y venidas, con sus más y sus menos, capaz de complacerse con lo más mínimo, con apenas estas líneas, con apenas éste guiño de ojos, ese respirar de tus pestañas.
Sin mas, quiero cerrar un año. Uno más. Quizás para olvidar. Quizás mágico. Un grado más en esta escalera casi infinita, que es la vida de una persona.

PD: Y es que quiero que esto, sea una entrada más. Un apunte en el margen de un folio. Una manera de mostrar que no siempre es necesario sentir para escribir, si no únicamente disfrutar haciéndolo.

martes, 20 de diciembre de 2011

Somos del mismo material del que se tejen los sueños.

Soñaba con tener un frasco, algo pequeñito y cristalino, donde guardar mis pensamientos cada día, a cada instante. Algo liviano y brillante con tapón de corcho de esos que apretaba con fuerza cuando sólo era un niño.
Soñaba con guardar todos los pensamientos negativos, las intuiciones, los refranes, los susurros idiotas.
Soñaba también, con guardar frías tardes de invierno, breves tardes de verano, mañanas interminables y mil noches lloviosas. Tantas veces.
Soñaba con acabar con todos los madrugones, los paseos interminables, las tardes soleadas de estudio y el trabajo día a día.
Soñaba con una vida de esfuerzo, victoria y éxito. Con una vida diferente a todo lo demás, una vida que nadie entendiera.
Soñaba con noches de fiesta, derroche, lujos y mil objetos limitados. Actos multitudinarios, preguntas fugaces. Vida intranquila. Vida rápida.
Soñaba con noches al calor de una chimenea y libro. Tardes de césped y montaña. Mañanas soleadas y saladas, brisa eterna de mar. Vida sencilla.
Soñaba con escribir mil libros. Cientos de historias de valor incalculable. Premios Nobel e incluso estrellas fugaces con mi nombre.
Soñaba con poemas escritos a lápiz, emborronados, tachados, ajados y rotos. Escondidos bajo llave en la alacena de una pequeña casa de madera.

Soñaba, que los sueños sueños son. Que las personas, estamos formadas de sueños y sólo nosotros mismos alimentamos esa hoguera. Que no hay mayor sueño que el soñar y que también se sueña despierto.

PD. Y serán mil Navidades las que pase sin ti. Mil historias que ya no me contarás y mil besos que ya no daré. Mil veces las que no te cuidé lo suficiente y mil veces las que me arrepentiré de poner nombre y sonrisa a estas líneas, que nunca voy a leerte. Que te echaré de menos y como tú hiciste, nunca dejaré de soñar. Porque un hombre que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto.
Soñar que estás aquí abuelo. Soñar que todavía no te has ido.