domingo, 15 de mayo de 2011

Eirhnh. Nuevos escritos: Homenaje al principio del fin. Final de algo inacabado.

Llevaba ya algún tiempo sin escribir, y ahora, que a falta de tiempo poseo inspiración, me he decidido a hacerlo. He de decir que echaba de menos estas líneas, el sonido de mis pensamientos a velocidad de prosa y la sensación de escribir bajo la libertad del anonimato, bajo la capa invisible de una pantalla de ordenador que brinda pedacitos de mi ser a aquellos que seguro, sabrán valorarlo sin importarles contexto alguno, ventajas que brinda la Era Digital.


Sentado bajo la luz de la ventana que ilumina el salón, ocultando detalles bajo sombras y mostrando los preciosos destellos verdes de la plantas que delimitan el final de esta sala, me encuentro rodeado de libros que he decidido arrancar de su lugar en la estantería para tras echarles un vistazo, elegir aquel que más me sugiriera un destello en el interior. Hoy, busco un libro que no hable de pesadas historas de amantes, andanzas de mal-queridos héroes, frases bíblicas de leyenda o manuales de instrucciones acerca de cómo dominar el mundo careciendo de aquello único útil para desechar cualquier estúpida idea de intentar su lectura y aún menos creérlo: Inteligencia, no como nombre común, si no como experiencia propia de cada uno, lo cual reduce la palabra a "nombre propio", clasificación morfológica de determinados sustantivos, por la que he de decir, poseo predilección. 
Observaba libros cuyos autores muchos de ellos desconozco, pero de los cuales día a día y como el resto de cosas que nos interesan en la vida vamos aprendiendo con el paso del tiempo, en un inigualable guiño a la cultura o en una simple demostración de agradecimiento.
Leía nombres a los que muchos de ellos no encontraba imagen, no encontraba cuerpo ni rastro físico alguno de mis héroes-autores, pero que no por ello me impedía admirarlos, autores que hicieron y hacen historia como Alejandro Dumas, Edgar Allan Poe, Agatha Christie o Antonio Machado con su admirada poesía, grandes en cada una de sus líneas y que admiro al mismo nivel que otros más actuales, con diferentes estilos y quizás no con la misma profundidad, pero con envolventes relatos tales como Thomas Harris, Carlos Ruiz Zafón, Jose Saramago o mi predilecto Ken Follet, archiconocidos en mi generación.
Tras buscar y rebuscar entre las dos columnas de libros que tengo ahora delante he decidido quedarme con "La pasión turca" de Antonio Gala, del que prometo, empedernido lector, al que he sometido sin miramiento alguno a mi Biblioteca de los Libros Olvidados, tendréis nuevas noticias en vacaciones.

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