martes, 26 de abril de 2011

Creación inusitada.

Hoy, caminando por las húmedas calles que depara este inicio de semana, las cuales tienen pinta de haber pactado con la inclemencia atmosférica para el resto del mes de abril, observaba a una pareja de ancianos, por que no decirlo, compartir su silencio en un banco. Abrigados hasta más no poder, miraban con detalle a aquellos que cruzaban la oscurecida calle. En un principio no me llamó demasiado la atención aquella imagen pero cuando me dí la vuelta y los observe de nuevo repare en un detalle: estaban cogidos de la mano. Sin poder evitarlo sonreí y seguí andando. 

Conforme me acercaba a casa pensé sobre aquello, no exactamente sobre el hecho propio, si no lo que llamaríamos el "hecho común". 
Pensé sobre el sentimiento que unía a aquellas dos personas, con vidas distintas, nada que ver unas con otras y que en un momento dado se cruzan... se cruzan para no separarse nunca. Y sí, todo resulta demasiado idílico, pero es real. ¿Cuantos años han pasado por medio? ¿Quizás 40? ¿Quizás 60? Pero para ellos no importaban. 

Al contrario de lo que comienzas a creer, empedernido lector, no es este texto un canto al amor, quizás sea algo parecido... algo parecido que no tiene nada que ver.
Quisiera en este instante, ya entrada la noche, defender el amor, pero también criticarlo. No quiero que suene a viejo ermitaño desenamorado, pero quiero decir que no comparto la parafernalia que alrededor del don de Cúpido se monta.
Y es que me encanta el amor, sí, sentirme enamorado, sonreír por tenerla cerca, disfrutar de sus besos, pero... ¿Y el resto del mundo?¿Es correcto olvidarnos de lo demás? ¿Es menos importante la amistad? ¿Los problemas de la gente anónima que compone este pequeño gran momento que entendemos por vida? ¿Carece de importancia el tiempo, la vida que nos queda por vivir? Y es que muchas veces renunciamos a experiencias que bien valdrían una vida por amor... y aquí es donde planteamos el dilema... ¿No es la mayor de las experiencias el amor? ¿La mayor de las aventuras?
No seré yo quién conteste, quien se decante claramente por una opción u otra pues aún creo que mi lírica desenfadada y filosófica está muy por debajo de cuestiones que embriagan al hombre distrayendo su naturaleza, consiguiendo que se siente y se cuestione.

PD.
Y es que hoy sólo soy ese pequeño hombre que busca tu mirada y se engaña así mismo haciendose creer que quizás, en la vida de una persona el amor no sea lo mas importante.
Porque aún tengo buenos recuerdos de las frías tardes de enero. Todavía me recuerdo apoyado en el desgastado banco frente a tu casa, con ese aire de tipo atrevido que no deseo ser esperando que bajaras por las escaleras que me separaban 34 pasos de ti.

Recuerdo, todavía, el perfume de tu piel... es el mismo que el de la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario